Viñeta de El Roto - El País |
Una
vez más, y ya van unas cuantas, escribimos una nueva entrada de
nuestro blog para rascar esa mascara de piruleta y algodón de azúcar
que teje INTRESS con sus publireportajes. Vamos a tratar de demostrar
una vez más como el desembarco en Zaragoza de la entidad catalana
coincide con la conversión de un recurso de protección para menores
ya de por si precario como el COA en un servicio asistencialista con
la connivencia del gobierno socialista de Lambán.
Nuestro
punto de partida será la definición de asistencialismo que realiza
el pedagogo y filósofo Ezequiel Ander Egg en el Diccionario del
Trabajo Social: “Asistencialismo es una forma de asistencia o de
ayuda al necesitado, caracterizada por dar respuestas inmediatas a
situaciones carenciales, sin tener en cuenta las causas que las
generan. Este tipo de asistencia lejos de eliminar los problemas que
trata, contribuye a su mantenimiento y reproducción”.
Ahora
iremos enlazando las distintos publireportajes que ha colado INTRESS
en distintos medios de comunicación desde que se hizo cargo del COA
en octubre. Ya hemos realizado tres entradas anteriores advirtiendo
de la impostura de esta autodenominada ONG: El TACP de Madrid impidió en 2014 a Intress hacer negocio con tres centros para mujeres víctimas de violencia de género, La herencia recibida de INTRESS y
El publireportaje de INTRESS.
A
continuación enlazamos versiones de INTRESS que recuerdan a
encantadores de serpientes:
3 noviembre - Europa Press. De esta nota de prensa nos quedaremos con
dos aspectos para no ser muy extensos. El primero sería el titular
de la noticia: “Intress espera que el conflicto laboral del COA
se resuelva en beneficio de los niños acogidos”. Ante esta
afirmación se interpreta que los educadores están denunciando un
conflicto laboral que perjudica a los menores. Manda bemoles, que
después de estar un año en huelga y lucha por la atención a los
menores y nuestras condiciones laborales vengan encima a
culpabilizarnos del actual maltrato institucional que sufren los
niños del COA. Y encima utilizan argumentos tan repugnantes como
afirmar que “en estos momentos hay 26 educadores para 26 niños”.
Vale ya de tanta desvergüenza. Solo un ejemplo, el pasado fin de
semana hubo durante el día un ratio de 5 educadores por 23 menores,
y un educador menos en el turno de noche. Esta es la realidad, lo de
INTRESS es desinformación y cortinas de humo para tapar su capucha
de verdugo.
20 noviembre - La Vanguardia (pdf en catalán) entrevista a Pilar Núñez,
Directora de Infancia de INTRESS. Emotiva entrevista que nos
humedecen los ojos al leerla. Pues esta profesional es la misma que
reconoció sin sonrojo alguno en una noticia de Heraldo que INTRESS
imponía que los trabajadores del COA renunciaran a su derecho de
huelga para poder negociar desde cero. También nos dan ganas de
llorar. Vale que venda su sensibilidad en entrevistas personales,
pero, por favor, deje de tratarnos como auténticos gilipollas.
7 diciembre - Aragón digital. Publinoticia de la implantación pionera
de INTRESS en Aragón con declaraciones de nuevo de Pilar Núñez y
de Javier Gómez, director general de INTRESS, que finaliza con su
frase culmen: “Con el vínculo que se genera entre niño y
educador nos acercamos al objetivo de normalizar al máximo sus vidas
desde el respeto que merecen”.
Pues
después de semejante atracón de azúcar y unicornios voladores,
vamos a ver qué funciones van a desempeñar los futuros educadores
del COA en el anuncio de trabajo que publicó a mediados de noviembre
INTRESS en la web del Colegio Profesional de Educadores Sociales de
Aragón. “Las tareas habituales con los niños y jóvenes son:
atención a las necesidades más inmediatas (acompañamientos en la
cotidianidad del día a día, servir comidas, higiene personal, el
cuidado del espacio, hacer pequeñas curas, administración de
medicación, dar apoyo emocional, poner lavadoras con los niños,
acompañamiento con vehículos, transporte público y/a pie a los
menores para realizar actividades lúdicas, médico, recursos de
salud mental, escuelas, ETC. Llevar a los menores a las visitas con
los familiares)”.
Salvo
la excepción de dar apoyo emocional, el resto de funciones las
podría desarrollar sin problema un auxiliar educativo y entrarían
claramente en la definición de asistencialismo con la que comenzamos
la entrada. No es que nosotros no cumplamos con la mayoría de esas
funciones, que lo hacemos. Y tampoco perdemos jamás cualquier
oportunidad educativa que tengamos a mano con nuestros menores. Sin
embargo, todas ellas distan mucho de conseguir el famoso vinculo del
que habla el director de INTRESS.
Podríamos
escribir miles de labores profesionales que realizamos con los
menores del COA, pero la principal es estar cuando nos necesitan. El
problema es cuando no hay educadores para escucharles, para
acompañarles y guiarles en sus momentos de angustia, de agresividad,
de desconcierto, de pérdida, de confusión, de querer morirse, de
intranquilidad, de nervios, de euforia desmedida, de histrionismo, de
tristeza, de locura, de impotencia, de ansiedad, de no haber querido
nacer nunca... O simplemente de ser abrazados por unos adultos que no
les reprochan sus dura y triste existencia, sino que les recuerdan
que deben seguir en pie luchando por una vida mejor que merecen. Como
llamamos vulgarmente entre nosotros, ayudarles a soportar y vaciar el
saco de mierda con el que llegaron a nuestro centro. Y de verdad, ni
se imaginan, la impotencia que sentimos al ver que no podemos atender
a todos ellos, no damos a basto, no somos suficientes educadores...
Nos reímos de la frívola ratio de INTRESS de 26 educadores para 26
menores. Ojalá, ¿dónde podemos firmarla?
No,
no, nuestro COA no es el orfanato de Oliver Twist de Charlie Dickens,
aquí comen sano y tienen una habitación digna donde dormir, incluso
de vez en cuando pillamos a alguno con un móvil. Pero el
asistencialismo persiste en el daño emocional del menor. Como
filmara Buñuel hace más de medio siglo, sigue vigente el adjetivo
de olvidados hacia los niños. Y lo peor de todo es que el Gobierno
de Lambán e INTRESS duermen a pierna suelta, satisfechos con esos
bonitos y emotivos publireportajes de algodón de azúcar. A nosotros
nos empalagan y el dulzor se convierte en bilis.
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