Hace poco más de un año Pedro Sánchez, candidato del PSOE a la
presidencia española, sorprendió llamando por teléfono en
directo a Jorge Javier Vázquez, presentador del programa Sálvame
de Telecinco, quien había manifestado no volver a votar a este
partido por el controvertido Toro de la Vega. No valoramos dicho
acto, pero sí que nos parece grave, irresponsable, y sobretodo, muy
triste, que el equipo negociador designado por el Gobierno de Lambán
en nuestro conflicto confunda un escenario de negociación cual plató
de Sálvame mostrando un claro mimetismo con los
tertulianos de este tipo de programas de entretenimiento. El pasado
viernes, 27 de noviembre, nos reunimos de nuevo con distintos
representantes de DGA y cargos técnicos del IASS y Servicio de
Menores, sin embargo José Antonio Jiménez Jiménez, Secretario General Técnico de la Consejería de Ciudadanía y Derechos Sociales, fue quien monopolizó la reunión dando una auténtica clase
magistral de no asertividad y no empatía, por calificarlo de manera
dulce. La metáfora manifestada al final de dicha reunión por un
compañero es el sentimiento de nuestro colectivo tras este
encuentro: No se entiende que cuando hay un incendio se mande a un
pirómano para apagarlo. Tras dar muchas vueltas al asunto, sólo
podemos encontrar una explicación coherente a la actitud de dicho
profesional elegido por la consejera Broto: Que se pretendiera
forzarnos a romper negociaciones.
En esta entrada no vamos a hablar de la oferta de DGA, que por cierto
todavía está esperando recibir por mail a día de hoy nuestro
abogado ya que finalmente el Secretario General se
guardó la propuesta impresa y leída durante la reunión para
comprometerse posteriormente a remitirla por correo electrónico.
Será otro momento para hablar sobre ella, tras analizarla de forma
serena, tranquila y, sobretodo, con la responsabilidad que nos merece
el actual conflicto del COA. Hoy, deseamos expresar nuestra opinión
por la actitud y las formas de dicho profesional.
Se puede llegar a entender hasta cierto punto que interrumpiera
constantemente nuestras intervenciones, incluso que se jactara de
desacreditarlas desde una supuesta autoridad profesional o moral
regada con una arrogancia sin límites. Pero lo que comenzó a ser
algo ya surrealista es que acaparara las figuras de negociador y
moderador al mismo tiempo. No fue una, sino varias ocasiones, en las
que interrumpió la comunicación pidiendo, cual pataleta de niño
chico: “No, no, ahora hablo yo”. Pero es que esta frase la
llegó hasta a expresar interrumpiendo a alguna de las personas que
intervenían en su propio bando.
El culmen a esta actitud fue cuando desde nuestra parte se le
preguntó por una cuestión concreta a Joaquín Santos, director del
IASS, e inmediatamente manifestó: “No, a eso contesto yo”.
Se le volvió a explicar que la pregunta era muy concreta e iba
dirigida a Santos, quien finalmente contestó, ya que él había sido
quien había firmado la adjudicación del COA. No entendemos muy bien
qué tipo de estrategia es esa de convocar a personas, más si cabe
con cargo de tanta responsabilidad como la dirección del IASS, y no
permitir que intervengan. Es algo así como trasladar la famosa
táctica de comunicación del plasma de Rajoy a la de estatua del
jardín botánico.
Pasados ya unos días, hacemos autocrítica, y también reconocemos
parte de nuestra responsabilidad en esta actitud por nuestra
permisividad en dicha reunión. Probablemente nos traicionara nuestro
deseo de poder encontrar una vía de negociación a este año muy
duro para nuestro colectivo. Pero casi todo exceso tiene un límite,
y en esta ocasión fue un comentario jocoso a cuenta de una
fantasiosa reivindicación salarial, la que provocó la explosión de
uno de nuestros compañeros más serenos del colectivo, quien tras
afearle dicho comentario, abandonó de inmediato la reunión para
evitar un enfrentamiento que a buen seguro nos hubiera perjudicado.
Este fue el agrio sabor de boca que nos dejó esta reunión. Las
disculpas manifestadas posteriormente por este profesional fueron
algo tardías ya que nuestro compañero no pudo aceptarlas al no
estar presente.
Como ya explicamos al inicio de esta entrada, no es nuestra lucha ni
objetivo hacer crítica o denigrar a los programas televisivos de
entretenimiento. Ojalá fuéramos lo suficientemente importantes para
llamar a Jorge Javier Vázquez y que éste hiciera visible el
conflicto social del COA. Llevamos un año luchando por conseguir que
medios de comunicación nacional difundan lo que, a nuestro juicio,
es un maltrato institucional a los menores en protección del COA y
sus educadores, cosechando insuficientes resultados hasta la fecha.
Es por ello que no cejamos en este empeño acompañados por nuestro
#conejoenlucha. Lo que nos pone los pelos de punta en sentarnos en
una mesa de negociación de un conflicto tan grave y sensible, y
encontrarnos en frente a un profesional que ha confundido la sala
con un plato de televisión. No renegamos de ningún espacio ni foro
para visibilizar nuestras reivindicaciones, pero cada lugar tiene su
código y normas de comunicación, al menos, eso es lo que creemos e intentamos
trasladar todos los días a los menores con los que trabajamos.
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