Viñeta de 'El Roto' publicada en El País |
En
el imaginario colectivo, con más o menos debate, se tiene una idea
consensuada de la persona que maltrata a menores. Padres
desaprensivos, cuidadores irresponsables, abusadores... Y así una
lista interminable de radiografías repudiadas y señaladas por la
opinión pública. Pero, y ¿cuándo hablamos de maltrato
institucional? Aquí empieza la niebla, los eufemismos, el olvido...
Desaparecen los nombres y apellidos, los gobernantes de las
administraciones públicas repiten su mantra de que los menores en
protección “están bien cuidados” y algunas entidades
privadas que los atienden montan sus campañas publicitarias de
sonrisas blanqueadas. Ambos responsables se parapetan en la
privacidad del menor para imponer un silencio soterrador. Desde
nuestro colectivo, y como consecuencia del conflicto en el COA, hemos
intentado humildemente aportar algo de luz a esta omertá en
el Sistema de Protección de Menores de Aragón. Quienes siguen
nuestras denuncias son conocedores de que próximamente Intress ha
anunciado el desembarco de un director técnico de su confianza en el
COA. Y en la entrada de este blog, mediante un simple ejercicio de
razonamiento deductivo, trataremos de responder esta pregunta: ¿El
próximo director técnico de Intress en el COA puede ser un
maltratador de menores en protección?
Antes
de inciar las premisas, nuestro punto de partida es la definición de
maltrato institucional. Tomamos la expresada por el pediatra Antoni
Martínez Roig, uno de los pioneros que ya en los 80 impulsó la
prevención y atención al maltrato infantil. Este profesional dice:
“Se entiende por maltrato institucional a cualquier legislación,
procedimiento, actuación u omisión procedente de los poderes
públicos o bien derivada de la actuación individual de los
profesionales que comporte abuso, negligencia, detrimento de la
salud, la seguridad, el estado emocional, el bienestar físico, la
correcta maduración o que viole los derechos básicos del niño/a
y/o la infancia”.
Primera
premisa: Intress decide prescindir sin ningún criterio
técnico en el Centro de Observación y Acogida (COA) de Zaragoza de
cuatro educadores con una dilatada e intachable trayectoria
profesional superior a los tres años en dicho recurso residencial.
La
responsabilidad de esta decisión está difuminada en Intress. Ha
sido comunicada por Mar
Segovia, responsable de la zona centro de esta entidad, tanto al
coordinador técnico del COA como a algunos de los educadores
represaliados. Cuando se le ha pedido que dé un razonamiento o
motivo técnico de esta medida, no ha concretado nada salvo que es
una decisión tomada por la entidad. Sin más que añadir, suponemos
entonces que el responsable último de esta decisión será el
director general de Intress, Javier
Martínez. Pero éste tampoco ha contestado a nuestra carta,
se escondió en un comunicado
vaporoso y repleto de eufemismos sin firma alguna. La razón de esta
represalia es clara y sencilla: Es superior el objetivo de acabar con
Educadores en Lucha que el de atender a los menores en protección
del COA.
Segunda
premisa: La atención a menores en protección se
resiente negativa y gravemente si es llevada a cabo por profesionales
sin experiencia ni formación alguna en este recurso en lugar de
educadores conocedores de los perfiles y del centro.
No,
no somos un equipo endogámico. Todos llegamos al COA con nuestro
mochila de conocimientos y herramientas, y todos hemos aprendido día
a día gracias a la experiencia y a los compañeros. Nadie rebate
eso. Lo que sí denunciamos es la gratuidad y la mala intención de
Intress de apartar a educadores expertos tan sólo por intereses
espurios y no por primar la atención a los menores. Y lo hacemos
desde la responsabilidad de nuestra labor profesional. No trabajamos
con árboles, trabajamos con menores en riesgo, la figura más débil
y frágil de la sociedad. Alguien duda que no sería mejor tener a
un/a educador/a experto/a en situaciones de menores como estas:
comportamientos violentos, agresiones, intentos autolíticos, brotes
psicóticos, intoxicaciones, autolesiones, depresiones... Y una lista
interminable de intervenciones a las que nos tenemos que enfrentar. Y
todavía más importante, debemos ayudar al menor a superar estas
situaciones críticas.
Conclusión:
La persona responsable de que la atención a los menores del
COA se deteriore por prescindir gratuitamente de
educadores expertos y resolutivos es un/a MALTRATADOR/A.
Intress
ha comunicado que el nuevo/a director/a técnico/a del COA será
quien tome la decisión de reincorporar a los cuatro educadores
represaliados. Desconocemos hasta la fecha nombre y apellidos de
este/a profesional. Pero ya le hemos informado por carta
pública
de la actual situación. Y entendemos que si acepta libremente este
puesto, también lo hace con las responsabilidades que conlleva, no
queremos excusas, ni mentiras. Si la persona que acceda a este cargo
no readmite de inmediato a los cuatro educadores del COA, bajo
nuestra opinión y deducción, tendremos claro el calificativo que se
merece. Tenga la sonrisa blanqueada o no.
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